Algunos estudios demoscópicos apuntan a que de celebrarse hoy unas elecciones generales el PSOE podría quedar a pocos puntos del PP o incluso poder superarle por la mínima. Otros estudios y sondeos arrojan datos contradictorios y apuntan a que el PSOE sigue cayendo en las encuestas a pesar de que el PP también cae principalmente por el desgaste de sus casos de corrupción. Pero lo cierto es que más allá de que esa tendencia sea o no exacta el gran reto de la regeneración de la política española que debe liderar el PSOE empezando por si mismo es algo que debe ir más allá de un sondeo puntual en un momento concreto. Hay una realidad incuestionable. El PSOE debe redefinir su proyecto político y su organización como partido para poder recuperar nuevamente la confianza de una mayoría progresista de este país. La victoria del PP de 2011 se explica más por la debacle del PSOE con varios millones de votantes que decidieron o quedarse en casa u optar por otras formaciones políticas. Por eso, que nos podamos más o menos acercar en un sondeo al PP no debe convertirse en un espejismo que nos haga creer que volverá el PSOE a crecer electoralmente por desgaste de los conservadores. Esa época de la alternancia matemática para bien o para mal es muy posible que haya terminado para siempre. Me atrevo a decir que para bien de la salud democrática española.
El PSOE no puede aplazar ni endulzar sus agenda regeneradora ni deben los sondeos que acercan a los socialistas por abajo al PP utilizarse como un narcótico para una organización que ha decidido iniciar un camino de regeneración interna que le lleve a recuperar la credibilidad externa perdida. No nos podemos conformar con empatar en un sondeo de perdedores. Si es así, no hemos entendido nada de lo que nos ha pasado, y lo que es peor, de lo que aun nos puede pasar si no reaccionamos. Estamos en tiempo de descuento.
domingo, 15 de septiembre de 2013
jueves, 12 de septiembre de 2013
DE AQUELLOS CACHORROS ESTOS LODOS
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Este poema cuya autoría tradicionalmente se ha achacado a Bertolt Brecht, y que al parecer realmente son unos versos del pastor luterano Martin Niemöller, parece que estos días lamentablemente necesitemos recordarlo para no olvidar que la barbarie siempre nos acecha y está preparada para asaltar cualquier espacio de convivencia en cuanto le abramos una rendija por la que colarse.
En medio de este clima enrarecido en el que vivimos un duro día a día rodeados de una profunda e inquietante incertidumbre social, económica y política, el monstruo de la intolerancia despierta poco a poco de su letargo y huele la debilidad de un sistema en crisis en el que la ponzoña de la antipolítica va envenenando la convivencia democrática. Por ello, no debe pasar como una chiquillada o una mera anécdota ese despertar fascista en algunos miembros de las Nuevas Generaciones del PP y en algunos de sus dirigentes, que han protagonizado actos que no son otra cosa que apología del fascismo y de la dictadura. No cometamos el error de no darle la importancia que tiene esa salida del armario fascista. No han sido casos aislados. Y empieza a ser preocupante. Podemos encontrarnos con la llama de un fuego que luego nos costará mucho apagar.
No hace mucho en un encierro en Pinto, Madrid, un Ayuntamiento gobernado por el PP, una pancarta nazi era colocada sin que ello tuviera la respuesta contundente que era de esperar.
José Luis Fernández, Concejal del PP en Talavera de La Nueva. |
El
concejal de cultura de Talavera de La Nueva, Toledo, José Luis
Fernández, se fotografiaba con la bandera del aguilucho en el Valle de
los Caídos.
El concejal del PP responsable de deportes de Xativa, Jorge Roca, se fotografiaba con un grupo de ultras rodeado de simbología fascista.
Otros que se han unido a este destape neofascista han sido los concejales Daniel Terrades de Gandía o el presidente de Nuevas Generaciones del PP en Xativa, Xesco Saez.
Pero los hay también que no son tan jóvenes como el Alcalde de A Beade, en Ourense, Senen Pousa, o Manuel González Capón, alcalde de Borralla en Lugo, que hacen una continua ostentación y apología franquista desde sus cargos públicos.
Lo preocupante es que no estamos ante un acto aislado o una chiquillada. Nunca estos actos son inocentes, ni se pueden tolerar. En otros paises como Alemania cualquiera de estas acciones ya hubiera sido duramente castigada por ley. Pero es que además, en este caldo de cultivo se crecen personajes como Sigfrid Soria, miembro de la Dirección Nacional del PP, que amenazó en las redes sociales con arrancarles la cabeza a los integrantes de la PAH, envalentonado posiblemente por este clima que se va propiciando incluso desde algunos medios de comunicación ultra que administran sigilosamente su dosis diaria de veneno para contribuir a crear esa atmósfera propicia para que se levanten brazos con manos abiertas, se desempolven banderas preconstitucionales, y se amenace a manifestantes. La respuesta del PP además ha sido muy tibia y no conocemos que estos militantes hayan sido debidamente expedientados en el seno de su partido. Además, no nos podemos fiar de ellos. En el caso de Sigfrid Soria el PP dijo que le expulsaría de la dirección nacional, cosa que aun no se ha producido.
Pero no todo es lenguaje tabernario o actos más o menos primitivos de claro corte fascista.
También hay quien desde una supuesta pulcra posición intelectual contribuyen de un modo más sutil y de forma irresponsable a cargar este ambiente. Es el caso del diputado Rafael Hernando. El cual, escribió hace muy poco que las consecuencias de la República llevaron a un millón de muertos. http://politica.elpais.com/politica/2013/08/28/actualidad/1377699685_004216.html. Sin tener en cuenta el insignificante detalle de que quien condjuo a un millón de muertos fue el golpe militar contra un régimen democrático.
Por todo ello, no debemos mirar hacia otro lado como en el poema, ni menospreciar la gravedad de estos pequeñas píldoras que nos van suministrando hasta que casi aceptemos como normal estos episodios. No lo son. Son graves y sus consecuencias también.
Contribuyen a crear un escenario propicio para la aparición de movimientos no deseados y era cuestión de tiempo que se terminara pasando del saludo fascista a una agresión o a un acto violento por parte de radicales ultras que al abrigo del ambiente creado por episodios como los descritos invadieron el centro cultural Blanquerna en Madrid con gritosy escenografía fascista arrojando gas pimienta y agrediendo a varios de los presentes. De aquellos cachorros estos lodos.
No menospreciemos estos actos. No dejemos pasar un brazo en alto, una bandera o un símbolo fascista. Hagámoslo antes de que tengamos que recitar más de lo que nos gustaría el poema de Bertolt Brecht o de Martin Niemöller. Hagamoslo antes de que no quede nadie que haga algo.
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