Como cada septiembre los que tenemos hijos en edad escolar vivimos nuestra especial vuelta al cole. Ellos con caritas de sueño pero con ganas de reencontrarse con sus compañeros y compañeras, nosotros con la calculadora en la mano para cuadrar las cuentas de lo que nos ha costado el inicio del curso.
Según los datos en Canarias en la educación infantil y primaria el coste medio al inicio del curso 2013 fue de 329,76 euros, un 29,6 por ciento más que los 236,20 euros de 2012. De este gasto, aproximadamente unos 200 euros corresponden de media a los libros de texto.
Lo curioso e inexplicable de este asunto para muchos padres es que este es un ritual que se repite año a año sin que al parecer, en plena era de las nuevas tecnologías y de las comunicaciones, de las redes sociales, aps, tablets y smartphones, haya una solución tecnológica que alivie este trago amargo que coincide normalmente con la vuelta de las vacaciones.
Parece sencillo. Un libro de texto digital. Bastaría con sustituir los nueve libros que llevan los alumnos al colegio por una tablet. Que pudieran descargarse los contenidos de los libros de texto directamente y de esa manera ahorrar una buena cantidad de dinero a las familias. Teniendo en cuenta que el coste medio ronda los 200 euros en la actualidad, resulta más rentable sustituir la compra de los libros por una dispositivo digital de este tipo que además no habría que guardar en el cajón al terminar el curso escolar, sino que el gasto en el dispositivo lo rentabilizaríamos curso tras curso. Existen tablets en el mercado por un valor muy competitivo entorno a los 90 euros que servirían perfectamente para esta finalidad. Un e-book suele tener un precio que puede rondar los 10 euros, lo que haciendo un simple cálculo bastaría para ver el ahorro enorme que supondría. Todo ello sin contar que los contenidos podrían ser elaborados por las propias administraciones competentes en materia educativa, con lo que nos ahorraríamos incluso el pago de la descarga. Además tendría otros beneficios. Desparecerían las cargadas mochilas con las que condenamos a nuestros hijos a ir al colegio, y los contenidos de los libros estarían siempre actualizados, incluso a lo largo del curso. Si ya dotamos a las aulas con WIFI para que puedan trabajar con ellas en el aula mejor que mejor. Y por supuesto, siempre manteniendo un sistema de becas para las familias que no puedan abonar dichos gastos aunque sean inferiores a los actuales.
Algunas experiencias ya han sido puestas en marcha en algunas comunidades educativas aunque aun su uso no está generalizado. Parecen todo ventajas aunque probablemente a las editoriales de los libros de texto escolar, las grandes beneficiadas del sistema actual esto no les haga demasiada gracia.
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