En apariencia parecería que a Mariano Rajoy le ha dado un ataque de regeneración democrática y que después de una legislatura utilizando la máquina de picar carne en la que ha convertido su mayoría absoluta con la que ha ido triturando el Estado del Bienestar y de paso un buen número de libertades y derechos de los ciudadanos de este país, le ha entrado un frenesí regenerador proponiendo la elección directa por los ciudadanos de los alcaldes. Y dicho así suena hasta bien, pero el olorcillo a estrategia política de mercadillo es insoportable.
Cabe recordar que es este el mismo Gobierno que ahora nos propone ese método de elección de nuestros regidores el que sin consenso con ninguna otra fuerza política, ni con sindicatos de trabajadores del sector, ni con los movimientos sociales de este país, reformó el régimen jurídico de los Ayuntamientos para demonizar a los concejales y concejalas de miles de municipios, alejar la gestión de los ciudadanos y abrir la puerta a la privatización de los servicios públicos municipales. Pero lo que hay detrás es una intención nada regeneradora, al menos en mi parecer. Lo que hay detrás es un intento de salvar el cuello de unos cuantos alcaldes y alcaldesas populares que en mayo del próximo año perderán la mayoría absoluta y se encontrarán entonces en serias dificultades de poder llegar a acuerdos de gobernabilidad después de una legislatura en la que como el caballo de Atila por donde ha pasado el rodillo popular no ha crecido la hierba. Es curioso este ataque, esta fiebre regeneradora después de la reforma pucherazo que ha realizado María Dolores de Cospedal en Castilla La Mancha modificando las reglas del juego para favorecer sus intereses de partido. El hecho cierto es que los antecedentes de este gobierno no nos invitan a pensar en su buena voluntad, y que posiblemente están más pensando en un panorama en el que saben que nuevas mayorías alternativas se podrán dar en cientos de ayuntamientos de España a partir de mayo de 2015. En este sentido, por supuesto que la propuesta se puede discutir, debatir y consensuar, pero primero debería concretarse el modelo propuesto. Para empezar, que se contemple una doble vuelta a los efectos de que los dos candidatos más votados se disputen la alcaldía, que la pluralidad de fuerzas en la izquierda no suponga una ventaja para la derecha, que en mi opinión es lo que buscan.
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