Algunos estudios demoscópicos apuntan a que de celebrarse hoy unas elecciones generales el PSOE podría quedar a pocos puntos del PP o incluso poder superarle por la mínima. Otros estudios y sondeos arrojan datos contradictorios y apuntan a que el PSOE sigue cayendo en las encuestas a pesar de que el PP también cae principalmente por el desgaste de sus casos de corrupción. Pero lo cierto es que más allá de que esa tendencia sea o no exacta el gran reto de la regeneración de la política española que debe liderar el PSOE empezando por si mismo es algo que debe ir más allá de un sondeo puntual en un momento concreto. Hay una realidad incuestionable. El PSOE debe redefinir su proyecto político y su organización como partido para poder recuperar nuevamente la confianza de una mayoría progresista de este país. La victoria del PP de 2011 se explica más por la debacle del PSOE con varios millones de votantes que decidieron o quedarse en casa u optar por otras formaciones políticas. Por eso, que nos podamos más o menos acercar en un sondeo al PP no debe convertirse en un espejismo que nos haga creer que volverá el PSOE a crecer electoralmente por desgaste de los conservadores. Esa época de la alternancia matemática para bien o para mal es muy posible que haya terminado para siempre. Me atrevo a decir que para bien de la salud democrática española.
El PSOE no puede aplazar ni endulzar sus agenda regeneradora ni deben los sondeos que acercan a los socialistas por abajo al PP utilizarse como un narcótico para una organización que ha decidido iniciar un camino de regeneración interna que le lleve a recuperar la credibilidad externa perdida. No nos podemos conformar con empatar en un sondeo de perdedores. Si es así, no hemos entendido nada de lo que nos ha pasado, y lo que es peor, de lo que aun nos puede pasar si no reaccionamos. Estamos en tiempo de descuento.
domingo, 15 de septiembre de 2013
jueves, 12 de septiembre de 2013
DE AQUELLOS CACHORROS ESTOS LODOS
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Este poema cuya autoría tradicionalmente se ha achacado a Bertolt Brecht, y que al parecer realmente son unos versos del pastor luterano Martin Niemöller, parece que estos días lamentablemente necesitemos recordarlo para no olvidar que la barbarie siempre nos acecha y está preparada para asaltar cualquier espacio de convivencia en cuanto le abramos una rendija por la que colarse.
En medio de este clima enrarecido en el que vivimos un duro día a día rodeados de una profunda e inquietante incertidumbre social, económica y política, el monstruo de la intolerancia despierta poco a poco de su letargo y huele la debilidad de un sistema en crisis en el que la ponzoña de la antipolítica va envenenando la convivencia democrática. Por ello, no debe pasar como una chiquillada o una mera anécdota ese despertar fascista en algunos miembros de las Nuevas Generaciones del PP y en algunos de sus dirigentes, que han protagonizado actos que no son otra cosa que apología del fascismo y de la dictadura. No cometamos el error de no darle la importancia que tiene esa salida del armario fascista. No han sido casos aislados. Y empieza a ser preocupante. Podemos encontrarnos con la llama de un fuego que luego nos costará mucho apagar.
No hace mucho en un encierro en Pinto, Madrid, un Ayuntamiento gobernado por el PP, una pancarta nazi era colocada sin que ello tuviera la respuesta contundente que era de esperar.
José Luis Fernández, Concejal del PP en Talavera de La Nueva. |
El
concejal de cultura de Talavera de La Nueva, Toledo, José Luis
Fernández, se fotografiaba con la bandera del aguilucho en el Valle de
los Caídos.
El concejal del PP responsable de deportes de Xativa, Jorge Roca, se fotografiaba con un grupo de ultras rodeado de simbología fascista.
Otros que se han unido a este destape neofascista han sido los concejales Daniel Terrades de Gandía o el presidente de Nuevas Generaciones del PP en Xativa, Xesco Saez.
Pero los hay también que no son tan jóvenes como el Alcalde de A Beade, en Ourense, Senen Pousa, o Manuel González Capón, alcalde de Borralla en Lugo, que hacen una continua ostentación y apología franquista desde sus cargos públicos.
Lo preocupante es que no estamos ante un acto aislado o una chiquillada. Nunca estos actos son inocentes, ni se pueden tolerar. En otros paises como Alemania cualquiera de estas acciones ya hubiera sido duramente castigada por ley. Pero es que además, en este caldo de cultivo se crecen personajes como Sigfrid Soria, miembro de la Dirección Nacional del PP, que amenazó en las redes sociales con arrancarles la cabeza a los integrantes de la PAH, envalentonado posiblemente por este clima que se va propiciando incluso desde algunos medios de comunicación ultra que administran sigilosamente su dosis diaria de veneno para contribuir a crear esa atmósfera propicia para que se levanten brazos con manos abiertas, se desempolven banderas preconstitucionales, y se amenace a manifestantes. La respuesta del PP además ha sido muy tibia y no conocemos que estos militantes hayan sido debidamente expedientados en el seno de su partido. Además, no nos podemos fiar de ellos. En el caso de Sigfrid Soria el PP dijo que le expulsaría de la dirección nacional, cosa que aun no se ha producido.
Pero no todo es lenguaje tabernario o actos más o menos primitivos de claro corte fascista.
También hay quien desde una supuesta pulcra posición intelectual contribuyen de un modo más sutil y de forma irresponsable a cargar este ambiente. Es el caso del diputado Rafael Hernando. El cual, escribió hace muy poco que las consecuencias de la República llevaron a un millón de muertos. http://politica.elpais.com/politica/2013/08/28/actualidad/1377699685_004216.html. Sin tener en cuenta el insignificante detalle de que quien condjuo a un millón de muertos fue el golpe militar contra un régimen democrático.
Por todo ello, no debemos mirar hacia otro lado como en el poema, ni menospreciar la gravedad de estos pequeñas píldoras que nos van suministrando hasta que casi aceptemos como normal estos episodios. No lo son. Son graves y sus consecuencias también.
Contribuyen a crear un escenario propicio para la aparición de movimientos no deseados y era cuestión de tiempo que se terminara pasando del saludo fascista a una agresión o a un acto violento por parte de radicales ultras que al abrigo del ambiente creado por episodios como los descritos invadieron el centro cultural Blanquerna en Madrid con gritosy escenografía fascista arrojando gas pimienta y agrediendo a varios de los presentes. De aquellos cachorros estos lodos.
No menospreciemos estos actos. No dejemos pasar un brazo en alto, una bandera o un símbolo fascista. Hagámoslo antes de que tengamos que recitar más de lo que nos gustaría el poema de Bertolt Brecht o de Martin Niemöller. Hagamoslo antes de que no quede nadie que haga algo.
lunes, 17 de junio de 2013
PRIMARIAS Y BICEFALIAS.
El 24 de abril de 1998 Josep Borrell se imponía en un acontecimiento que se denominó la “ rebelión de las bases “ a Joaquín Almunia en las primeras y únicas elecciones primarias que uno de los grandes partidos de esta país ha celebrado para elegir a su candidato a Presidente del Gobierno. No serían las últimas pues luego el PSOE, con más o menos éxito o con más o menos ambición, ha incorporado el sistema de primarias para la elección de sus candidatos. La última vez en las elecciones autonómicas de 2011 donde se celebraron en varias federaciones y en algunos casos con duros enfrentamientos como el que protagonizaron en Madrid Tomás Gómez y Trinidad Jiménez en donde un 81% de la militancia de Madrid participó en la cita electoral. Aunque es cierto que nunca se han vuelto a convocar para elegir al candidato o candidata a Presidente del Gobierno de España. Digo esto pues ahora que hay debate en mi partido sobre la celebración de primarias es necesario recordar que ya son un sistema más o menos consolidado en nuestro partido, y que además son un fenómeno irreversible. Por lo que lecciones en este campo al PSOE pocas. Pero mi reflexión de hoy la quiero centrar en la convivencia o no de separar la votación de Secretario General Federal del partido de la de candidato a la presidencia del Gobierno de España.
Como he dicho, el 24 de abril de 1998 además de la victoria de Borrell sobre Almunia, comenzó un difícil proceso de cohabitación o bicefalia que terminaría poco más de un año después. El 14 de mayo de 1999 Borrell anunciaba su renuncia a la candidatura que los militantes le habían dado en voto secreto y en urna en la primavera anterior. El llamado caso Huguet - Aguiar terminó por hacerle tirar la toalla. Pero la intrahistoria nos dice que aquel año fue un calvario para Borrell. La difícil convivencia de un candidato elegido por sus propios militantes con una ejecutiva y un Secretario General derrotado que controlaba el aparato del partido se hizo insoportable. Posiblemente la falta de una regulación detallada del proceso y del papel del candidato en caso de que no fuera el secretario general lo empeoró. Se improvisó y quizá ese fue una de las causas que hizo la convivencia insoportable. Se creó, sin apoyo estatutario, una “ oficina del candidato “ que dirigía Luis Yañez. Hubo problemas hasta para ubicarle un espacio físico en Ferraz. Aquel se encargó de pactar con el entonces Secretario de Organización Cipriá Ciscar las funciones de uno y de otro. Pero eso en el día a día fue un fracaso. Candidato ganador, con una legitimación interna más potente incluso que el propio Felipe González, y un secretario general perdedor, pero con la legitimidad de un Congreso Federal, chocaban continuamente en los asuntos del día. Borrell denunciaba cada vez con más insistencia las dificultades que el aparato le imponía como candidato. Pero en cierto modo, la falta de cultura de primarias, la coexistencia de dos sistemas de elección distintas. Una para el candidato y otro para el secretario general. Y una estructura orgánica en la que no había cabida para el ganador contribuyeron a que la experiencia no resultara. Borrell dimitió, y el PSOE presentó a un candidato que no le había votado ni su propia militancia. El resultado fue la mayoría absoluta de Aznar.
Esto me lleva a la reflexión de cómo debería hacerse esta vez para que esto no vuelva a ocurrir. Y en mi opinión hay dos alternativas. La primera pasa por que el PSOE regule de una manera detallada el proceso de elección y el papel del candidato ganador. No basta con celebrar las primarias. Hay que adaptar un partido que funciona como un bloque jerárquico a un modelo más abierto y más en red. Esto genera problemas prácticos como el papel del candidato para dirigir la política del partido hasta el proceso electoral, la dirección del Grupo Parlamentario en el Congreso y en el Senado. O como se selecciona el resto de las listas de las distintas circunscripciones que terminarán conformando el grupo parlamentario después de las elecciones. Por citar solo dos aspectos que no son menores.
El segundo, pasaría por algo más simple y más sencillo. No exento de problemas de adaptación del modelo de partido, pero menos que en el caso anterior. Que el secretario general sea elegido en primarias y que automáticamente sea proclamado candidato a la presidencia. Algo que el Congreso de Sevilla no aprobó pero que ahora parece tomar fuerza y que posiblemente se imponga. De este modo se garantiza el objetivo principal que las primarias persiguen que no es otro que darle a las y los militantes la posibilidad de que en voto directo y secreto elijan al candidato y al máximo responsable del partido. Y al tiempo evitar la difícil coexistencia de un candidato que no es el secretario general. Por ello, en pleno debate sobre las primarias, como deben celebrarse y en que momento, mi opinión personal es que será más conveniente la convocatoria de primarias en el que se elija a un nuevo Secretario General, que separar las dos elecciones y colocar a la organización en una situación similar a la vivida por Josep Borrell. Unir así dirección política y cartel electoral.
De aquella experiencia debemos sacar la conclusion de que las primarias que ganó Borrell constityeron un despertar democrático que prendió la ilusión en una militancia que estaba desanimada tras la derrota de Felipe González en 1996. Algo similar a la situación actual tras la derrota de noviembre de 2011. Y que colocó al PSOE en una situación de vanguardia de la regeneración política. Algo que hoy es un clamor. Pero que acabó con un nivel de frustación muy alto, con la ivernacion del proceso hasta ahora, y con una derrota electoral contundente en el año 2000. No cometer el mismo error es una obligación.
De aquella experiencia debemos sacar la conclusion de que las primarias que ganó Borrell constityeron un despertar democrático que prendió la ilusión en una militancia que estaba desanimada tras la derrota de Felipe González en 1996. Algo similar a la situación actual tras la derrota de noviembre de 2011. Y que colocó al PSOE en una situación de vanguardia de la regeneración política. Algo que hoy es un clamor. Pero que acabó con un nivel de frustación muy alto, con la ivernacion del proceso hasta ahora, y con una derrota electoral contundente en el año 2000. No cometer el mismo error es una obligación.
domingo, 9 de junio de 2013
Listas abiertas, listas cremallera e igualdad.
El PSOE se encuentra en pleno debate sobre su nuevo modelo de partido. En este sentido, el avance hacia nuevas formas de elegir tanto a los cargos orgánicos como a los candidatos a las diferentes elecciones que impliquen una participación directa de los militantes parece abrirse paso en un camino sin vuelta atrás. La obligatoriedad estatutaria de celebrar elecciones primarias ya casi no se discute, centrando ahora el debate en que modelo se pone en marcha, si se abren a simpatizantes y un calendario concreto. O eso al menos es lo que parece ya que se está barajando la posibilidad de que no haya primarias a las elecciones europeas de 2014, lo que supondría la pérdida de una magnífica oportunidad de recuperar credibilidad frente a los ciudadanos, haciendo lo que decimos. Espero en todo caso que sea la conferencia de octubre de 2013 la que lo decida.
En medio de este debate se encuentra también complementar el sistema de elecciones primarias con el de listas abiertas internas en los procesos de selección de candidatos y en las elecciones a cargos orgánicos. Una vez más tratando de cambiar un modelo de partido y de organización que lo haga más ágil, más fresco y con mejor capacidad de adaptación a un momento en el que la forma de relacionarse entre los ciudadanos y los militantes se ha transformado. Un modelo de partido red que sepa combinar su estructura jerárquica con una organización horizontal y que se extienda más allá de las propias agrupaciones locales hacia toda la energía creativa que hay fuera del partido.
Pues cuando todo esto sucede, cuando avanzamos hacia un militante un voto y la
posibilidad de abrir opciones de ser candidatos a militantes que no necesariamente
deben contar con apadrinaje alguno, surge como propuesta la lista
cremallera como instrumento de avanzar en la igualdad entre compañeros y
compañeras a la hora de ocupar puestos de responsabilidad institucional. Y a mi
modo de entender las cosas, surge a su vez una contraposición entre ambos
sistemas. El de listas abiertas y el de listas cremallera.
La discriminación positiva tiene una larga tradición a la hora de garantizar la
representatividad de las minorías. Desde discriminación positiva para
determinadas etnias, como para garantizar la debida representatividad de las
mujeres. El PSOE ha sido siempre vanguardia en esta materia alcanzando con el
gobierno de ZP su máxima cota legislativa a través de la ley de igualdad, y
tiene lógica que la lista cremallera sea una opción que se contemple en esta
misma dirección. Sin embargo, es un concepto propio de un sistema de listas
cerrado y bloqueado que justamente es el que impide, si su elaboración se
realiza como ha venido haciéndose hasta ahora, que las compañeras puedan
competir en condiciones de igualdad con los compañeros a la hora de ocupar
puestos orgánicos y puestos en listas electorales. La idea es que como el
sistema de elaboración de listas está controlado fundamentalmente por compañeros,
y tradicionalmente el acceso de las compañeras se veía limitado, hay que
garantizar un porcentaje mínimo por sexos e intercalar en el orden de la
candidatura. En este sentido, que se
proponga un sistema de lista cremallera lleva implícita la renuncia a un
sistema de listas abiertas lo que convierte la propuesta en realidad en un paso
atrás en lugar de en un paso adelante. Lo que puede convertir la propuesta en
una propuesta envenenada.
Sin embargo, un sistema de listas
abiertas y desbloqueadas internas garantiza en mi opinión mejor la igualdad
entre compañeros y compañeras. Tanto para la elección a cargos orgánicos como
en el proceso de selección de candidatos.
Supone ademas un avance importante en el camino de la regeneración
interna y hacia un nuevo modelo de partido. Si se regulan unos requisitos
mínimos para ser elegibles y la votación se realiza militante a militante, las
mujeres tienen plena garantía de ocupar el puesto que democráticamente hayan
ganado y el partido conseguirá dar un paso importante en su regeneración y en
su camino de sentar las bases de un nuevo modelo de organización.
lunes, 3 de junio de 2013
UN PARTIDO RED.
Las redes sociales y los smartphones lo han cambiado
todo. La posibilidad de conectar e interactuar en tiempo real con miles de
personas, transferir información, datos, opiniones, experiencias directamente sin
que haya intermediario alguno, es posiblemente la revolución más importante que
se ha producido en siglos. Es un salto brutal. Esto ha traído como consecuencia
dos cosas. La primera la eliminación de
los intermediarios. Las personas se relacionan directamente con la fuente
de aquello que demandan o de aquello por lo que se interesan. Por eso, todas
aquellas actividades, profesiones o industrias de la intermediación o han
desaparecido o se han tenido que adaptar. Desaparecen las discográficas o se adaptan porque compramos directamente al artista
su obra. Desaparecen las tradicionales agencias
de viaje porque adquirimos directamente nuestro billete o reservamos un
hotel desde nuestro teléfono. No necesitamos un medio de comunicación que intermedie entre la noticia y nosotros,
nos informamos directamente en las redes de lo que está pasando en tiempo real.
La segunda es la formación de una
sociedad red, horizontal y en todas direcciones que fluye a una velocidad
vertiginosa y que pone en contacto a los ciudadanos, a los colectivos de manera
directa, en tiempo real y sin injerencias de ningún tipo. En consecuencia, la
política y los partidos políticos, como las discográficas, como las agencias de
viaje o como los medios de comunicación deben saber adaptarse a una sociedad
sin intermediarios y en red.
El cambio ha sido tan rápido y tan profundo que a
los viejos y obsoletos partidos políticos y a las viejas y obsoletas
instituciones democráticas no les ha dado tiempo de adaptarse. Viven ahora en
un proceso en el que tratan de entender lo que pasa con una lentitud que les
sume en un alto riesgo de llegar tan tarde que ya la sociedad red haya
conseguido nuevas formas de canalizar y de organizar la vida social, cultural y
política. Es un salto evolutivo. O se adaptan al nuevo medio o simplemente
desaparecerán. Y el tiempo va en su contra. La política ha dejado de ser
unidireccional. El viejo modelo por el que la comunicación política fluía en
una sola dirección. Es decir, desde un político como sujeto activo de la comunicación
hacia un ciudadano como sujeto pasivo de la misma. Ese modelo es ya una pieza
de museo. Hoy la política es como mínimo bidireccional, entre los políticos y
los ciudadanos. Ahora los representantes y los representados se pueden
relacionar directamente en tiempo real y diariamente. Esto hasta hace muy poco
era imposible. El hecho de poder testar la opinión directa de miles de
ciudadanos sobre un determinado tema y poder compartir con ellos el debate hace
que los parlamentos parezcan lo que son. Un fósil democrático. Y a los partidos
políticos les sucede algo similar.
Este riesgo de desconexión con la sociedad por
inadaptación a una nueva realidad afecta a todas estas organizaciones con estructuras verticales y fundamentadas en una
relación casi unidireccional entre sus miembros. Especialmente a los partidos
políticos y a los sindicatos. Y también a las instituciones democráticas. La
sociedad es digital, fluye a velocidad de varios megas, mientras que partidos e
instituciones siguen en la era analógica sin fibra óptica ni alta velocidad.
Pero son especialmente las
organizaciones de izquierda las que más sufren en este nuevo hábitat, las
que necesitan adaptarse con más urgencia y rapidez porque un partido de izquierdas,
progresista, debe ser siempre más fresco, más moderno, estar siempre
enriqueciéndose y nutriéndose de todos los cambios que en la sociedad se van
produciendo, y es por eso que el PSOE debe dar este salto rápido y de manera eficaz. Y en mi opinión mucho de la
situación de desconexión del partido socialista en estos momentos tiene que ver
con su modelo de organización, del modo de relacionarse internamente sus
militantes y sus afiliados con sus cuadros y dirigentes. De la lentitud de sus
estructuras que le hacen poco ágil a la hora de adaptarse a los cambios que
permanentemente se producen en la sociedad y de la energía de ideas que están
surgiendo continuamente en un mundo en constante transformación.
Un ejemplo de obsolescencia.
Los debates de los órganos de gestión del partido, ( comités federales, congresos etc ) se realizan a
puerta cerrada. Se expulsa en esos momentos de las salas a los medios de
comunicación. Esta es una medida de la era analógica en la que no había otro
modo de enterarse de las cosas que a través de los medios de comunicación, en
la que no existían móviles, ni internet ni redes sociales. Así lo seguimos
haciendo sólo que ahora, mientras expulsamos a los medios de estos debates, los
propios miembros de esos órganos suben a la red fotos, tuitean con un hastag
que acaban de inventar o comentan en Facebook el curso del debate. ¿ No es hora de enterrar esta vieja y
anacrónica liturgia de los debates a puerta cerrada en la era de las redes
sociales ?. Es sólo un ejemplo.
Como este hay un buen número de prácticas de esa
liturgia de la organización a la que hay miedo a refrescar, a ponerla al día y
adaptarla a los tiempos y a la sociedad que se supone se quiere dirigir,
liderar y transformar. Si no se entiende la sociedad en la que se está
difícilmente se puede aspirar a cambiarla.
Pero la transformación más importante es sobre todo
la de convertir a la organización
monolítica y jerárquica del PSOE en una organización en red, horizontal, sin perder la estructura que la
haga sólida y operativa. Este es el gran reto. Los movimientos sociales así
funcionan. Cuando aun existen dirigentes que intentan explicarse el 15M con los
viejos esquemas es cuando te das cuenta de lo obsoletos que están.
Gestionar no ya la militancia sino toda la energía
creativa que hay cerca de las ideas políticas del PSOE es el camino. ¿ como es posible que las secretarías de
comunicación sean algo prácticamente testimonial en la mayoría de las
ejecutivas o que no exista ya un secretaria de redes sociales ?. ¿ Es posible adaptarse a esta nueva realidad
con una estructura que apenas genera debate en su interior entre sus propios miembros cuando
estos debaten diariamente sobre todos los asuntos posicionándose
ideológicamente a través de sus perfiles en las redes fuera del partido ?. En mi opinión no
lo es. El cambio y la adaptación empieza ahí, en inventar nuevas estructuras y adaptar y transformar las viejas, abriéndolas, ampliándolas y se nutriéndolas de las enormes posibilidades que hoy una sociedad
en red nos brinda.
domingo, 26 de mayo de 2013
EL PSOE Y EL CONCORDATO. PUNTO FINAL.
Seis días después de la entrada en vigor de la Constitución Española, el 3 de enero de 1979, Marcelino Oreja firmaba en su calidad de Ministro de Asuntos Exteriores, en la Ciudad del Vaticano, un conjunto de acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede que configuran el conocido como Concordato con la Iglesia Católica por medio del cual España regula sus relaciones con esta confesión religiosa. Un acuerdo que vincula a España como estado con el Vaticano y que fue negociado desde 1976 por políticos predemocráticos vinculados a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Por lo que, aunque formalmente estamos ante un acuerdo posterior a la Constitución, no lo es desde el punto de vista material. De difícil encaje, salvo por la necesidad de consenso de la transición, con el principio aconfesional consagrado en el texto de 1978.
El concordato extiende su influencia sobre toda la legislación y compromete internacionalmente la voluntad de España, generando responsabilidad por su incumplimiento. España ha queda así hipotecada por un Concordato, que tan solo puede modificarse con un nuevo acuerdo entre España y la Santa Sede y que no prevé la posibilidad de renuncia o retiro unilateral, siendo nula cualquier ley o disposición normativa de rango inferior contraria a sus disposiciones. Casi cuarenta años después los tiempos, y sobre todo la exigencia de la ciudadanía de la revisión de cualquier privilegio institucional, de un nuevo acuerdo social, hace que esta anomalía de nuestro sistema democrático deba finalizar. Y con ello, y garantizando la libertad de culto de los católicos y de cualquier otra confesión religiosa, separar definitivamente al Estado de la Iglesia.
Privilegios como los que se contienen en ese acuerdo respecto de la educación católica, la inviolabilidad de archivos y registros de la Iglesia, una jurisdicción propia con efectos civiles en materia matrimonial. Ventajas fiscales como la exención en el pago del IBI. Son hoy insostenibles en este clima de cambio y transparencia que la ciudadanía ha impuesto como hoja de ruta a los responsables políticos.
Dicho esto, el PSOE ha sido y es un partido que mantiene entre sus ideas programáticas la laicidad del Estado, y por tanto favorable a dar por terminado el concordato con el Vaticano. Sin embargo, renunció en su momento a esa idea en favor de algo más importante hace 40 años como era la necesidad de darle a España un periodo largo de paz, libertad y democracia. Y durante los años que ha tenido la responsabilidad de gobernar nunca lo hizo con independencia de la tensión más o menos dura que ha tenido con la Conferencia Episcopal. Especialmente durante el mandato de José Luis Rodriguez Zapatero en asuntos como el divorcio exprés o el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero los tiempos han cambiado, los ciudadanos ya han superado esa etapa, y esa anomalía democrática que es el Concordato es hoy por hoy insostenible. Ante esto, el PSOE ha vuelto a reaccionar tarde y mal. Y con una propuesta confusa, que se queda en tierra de nadie, y que le vuelve a desdibujar ideológicamente. Ha amenazado, creo que por tercera vez, con denunciar el Concordato. Pero siempre como una reacción ante la ofensiva ideológica de la derecha española. Esta vez el detonante han sido la revisión de la ley que regula la interrupción voluntaria del aborto y el proyecto de ley educativa del PP que propone recuperar la religión como una asignatura plena en el sistema escolar español. Y esto, estas amenazas ya no sirven. La base ideológica y social del PSOE, en seria crisis de identidad en estos momentos, ya ni cree las amenazas ni las quiere. Por eso, el PSOE no debe amenazar con la denuncia y la revocación del concordato en caso de que los proyectos conservadores del PP continúen su marcha en las cortes. Debe proponerlo sin condiciones. Y con independencia de lo que hagan o dejen de hacer sus rivales políticos. No pude ser una reacción ante una deriva conservadora que ha decidido romper consensos fraguados en la transición cada viernes. Debe ser una apuesta decidida, firme y comprometida. Denunciar el concordato, pase lo que pase, y haga lo que haga la derecha de este país. No volver a amagar sino comprometerse con un estado definitivamente laico cuando los ciudadanos vuelvan a depositar la confianza en el PSOE.
domingo, 19 de mayo de 2013
BIENVENIDOS AL MONOPARTIDISMO
En España no existe el
bipartidismo. No al uso de otras democracias con las que nos podemos comparar.
Existe una pluralidad de partidos garantizada en la Constitución y una ley de
partidos que igualmente garantiza esa pluralidad. Otra cosa son las leyes
electorales que regulan el reparto de la representatividad de los partidos a la
hora de convertir sus votos en escaños en el congreso, senadores o concejales
en ayuntamientos, que puede discutirse. Canarias es un buen ejemplo. Aunque también podemos hablar de la sobrerepresentación de los partidos nacionalistas. Pero de un
tiempo a esta parte la idea de que en España hay bipartidismo y además que es
perjudicial para nuestro sistema democrático ha ido cuajando en una buena parte
de la ciudadanía. Sin ser cierta esa idea del bipartidismo, podríamos darla incluso por
buena si tenemos en cuenta el hecho de que este periodo político iniciado en la
transición en la que ha habido tres partidos distintos que han gobernado el
país, y seis presidentes del gobierno, dos por cada uno de esos partidos, ha
contribuido a que España haya dado el salto cualitativo en lo social, en lo
político y en lo económico más importante de su historia. Más allá de que
estamos en un periodo de revisión, de renovación y de inventarnos un modelo que
nos de otros treinta años de desarrollo como sociedad sin que lo paguen los de
siempre. Es decir, los que menos tienen. Pero dicho esto, es cierto que la idea
de que existe un modelo bipartidista en España como dije ha cuajado entre una
parte de la ciudadanía, pero sobre todo en una parte de ella que tiene un
perfil más progresista, más de izquierdas y más crítico con el tiempo que le ha
tocado vivir. Al votante conservador, digamos que esta idea ni le preocupa.
Dicho de otro modo, esa idea del bipartidismo está desgastando la potencial
base sociológica del PSOE. A ello contribuye que mi partido ha desfigurado su
perfil político y que necesita urgentemente volver a definir un espacio público
con el que los ciudadanos se puedan identificar en un proyecto de defensa de la
igualdad y la justicia social. Sin embargo, dicho esto, esa idea del
bipartidismo y de su necesidad de superación, está produciendo un
fraccionamiento del voto progresista, una fuga de base social del PSOE hacia
otros proyectos que están nutriéndose de ese rechazo a un falso bipartidismo. Por
lo que si tenemos en cuenta que en España sólo existe un partido conservador,
que abarca todo el espectro de la derecha, desde un centro derecha moderado
hasta la ultraderecha más reaccionaria, que a la base social del PP no le
preocupa nada si existe bipartidismo, a la que no le espantan los escándalos de
corrupción ni el incumplimiento sistemático del programa electoral, llegamos a
la conclusión de que esa fuga de base social más progresista que si ha comprado
la idea de la existencia del bipartidismo y de su perversidad, beneficia justamente por aplicación
de la ley electoral, sobre todo al proyecto conservador de España. Un dato. El
PP goza de una mayoría absoluta con menos votos de los que obtuvo el PSOE en
las elecciones de 2008. Por eso, y sin eludir la necesidad de que el PSOE encuentre
esa nueva alianza con la mayoría social de este país, lo cierto es que quizá,
de jugar a la idea de que existe un bipartidismo y que hay que terminar con el,
la alternativa que nos quede no sea una pluralidad de formaciones políticas,
sino simple y llanamente un monopartidismo de derechas.
martes, 7 de mayo de 2013
PACTO CON LOS CIUDADANOS
Ahora se habla de un gran pacto que salve a este país de una situación social que ha puesto a miles de familias en una situación límite. Ahora si. Justo cuando el Partido Popular después de haber demostrado durante sus años en la oposición carecer del más mínimo sentido de Estado. Ahora que tras haber utilizado su mayoría absoluta como una trituradora de derechos y garantías de los que menos tienen, ( la reforma laboral es un buen ejemplo ) y justo ahora que han tirado la toalla de la lucha contra el desempleo y se sienten incapaces de resolver por si solos esta situación. Ahora que ya no cuela la matraquilla de la herencia recibida y que desploman en intención electoral, ahora si es tiempo de acuerdos. Tendrían más credibilidad si lo hubieran intentado cuando tenían que haber realizado una oposición distinta. En aquellos tiempos en los que el hoy ministro de economía Montoro decía aquello de que para el Partido Popular mejor que España se hundiera para que el PSOE perdiera las elecciones que luego ellos vendrían a arreglarlo. Es decir, primero el partido, luego los ciudadanos y el país. Que sentido del patriotismo tan raro tiene esta derecha española.
La Diputada Ana Oramas explica lo que Montoro le dijo en una votación durante
el mandato de Zapatero. " Que se hunda España ".
Pero dos no pactan si uno no quiere. Los ciudadanos de este país saben que siempre pueden contar con el PSOE para los grandes pactos de Estado. Incluso cuando estos pactos puedan tener un coste electoral para el partido. En este país solo se llega a acuerdos cuando la derecha está en el poder y cuando el PSOE es generoso desde
domingo, 27 de enero de 2013
ABRIENDO LISTAS, ABRIENDO PUERTAS.
El PSOE entra en una fase de reinvención, de renovación profunda, y de búsqueda de un modelo de partido que le vuelva a convertir en esa herramienta de cambio social y de garantía de libertades públicas que ha sido durante 130 años de historia. La historia de España, de sus avances y de sus cambios a lo largo de casi siglo y medio no puede entenderse sin la aportación y compromiso de los hombres y mujeres del PSOE, y los que hemos recogido el testigo queremos que así siga siendo para las próximas generaciones. Por eso, ante una sociedad en pleno cambio, en una época en la que vivimos una ofensiva conservadora brutal que ha triturado en apenas año y medio mucha de las conquistas sociales que se han tardado décadas en fraguar, los ciudadanos exigen al PSOE que se reinvente, que en ciertos aspectos vuelva a beber de sus principios fundacionales, y en otros lidere un nuevo avance social y político en este país. Y así parece que lo vamos a hacer. El partido ha tocado a rebato, ha pedido a sus militantes y a la sociedad en general que se apunte a esta dfiícil pero apasionante tarea de diseñar y firmar un nuevo pacto social entre los ciudadanos y nuestra organización para detener el desguace de libertades y derechos que se está produciendo y salir reforzados de esta crisis que es más ideológica que económica aunque pudiera parecer lo contrario. Asi lo haremos hasta el mes de octubre de 2013 y es por tanto hora de remangarse idelógicamente y de aportar ideas y proyectos.
Hoy quiero exponer una de tantas. De las muchas que quizá puedan reconsiderar la opinión de nuestros votantes y de nuestros ciudadanos sobre nuestra organización, sobre la confianza en los partidos políticos y sobre nuestra jóven democracia.
La democracia que inventamos en los años 70 se ha quedado antigua. Algo que no debe verse como negativo, sino consecuencia de que ha servido a sus fines. La de producir un cambio político y social en España haciéndola vivir su periódo más largo sin conflictos y en democracia de su historia. Perto también ha servido para que los ciudadanos hayan aprendido a vivir en un régimen de libertad, nos hemos hecho adultos desde el punto de vista democrático y ya no nos resultan suficiente las instituciones y mecanismos democráticos que nos dimos cuando nacimos a la libertad.
LISTAS ABIERTAS INTERNAS.
Mucho se ha dicho y escrito sobre un sistema de elección de nuestros representantes que permita a los electores seleccionar o elegir de forma directa de entre los candidatos de un mismo partido politico en una candidatura electoral sin tener que hacer suya la propuesta de orden o de preferencia prediseñada por el propio partido, o sin tener que elegir sólo entre organizaciones políticas. Dar en definitiva a los electores la posibilidad de que puedan de manera libre expresar su voluntar y formar su propia lista electoral en el momento de votar. Es lo que popularmente conocemos como " listas abiertas ".
Es curioso que casi todos los partidos, incluido el PSOE, si se le pregunta a su dirigencia si están de acuerdo con avanzar en esta dirección muestren todos casi unámimente su conformidad. Pero, en este rediseño del PSOE quizá habría que plantearse un paso previo, un estadio anterior de participación. Y este punto previo no es otro que la apertura decidida a una mayor participación de sus propios miltantes. Más alla de que poco o nada hemos hecho para avanzar hacia la regulación de las listas abiertas para la elección en comicios a las distitnas instituciones, lo que si es cierto es que lo que pensamos que puede ser bueno para los ciudadanos y para el fortalecimiento de nuestra democracia, debe ser bueno, por coherencia, para los militantes del PSOE y para el partido. Por eso, creo que debe el PSOE avanzar hacia un sistema de listas abiertas interno. Un sistema en el que el militante a la hora de votar las propuestas de listas electorales ( en el PSOE se vota ), o las propuestas a órganos de dirección del partido, pueda seleccionar al compañero o compañera que desee, sin tener que votar una lista cerrada o una " plancha " bloqueada en la que no tenga otra opción que votar si o no a la candidatura en su conjunto. Avanzar hacia un sistema de " listas abiertas internas ". En este sentido algo hemos avanzado con las primarias, pero es insuficiente.
Los mismos males que se achacan a las listas cerradas y bloquedas en la elección que realizan los ciudadanos a las instituciones cabe hacerlas en el ámbito interno del partido. En primer lugar, es una limitación democrática en sus propios términos, impidiendo que el elector, el militante en este caso, pueda expresar de una manera más sólida su volunta de elegir. En segundo lugar, consigue que se cuelen en las candidaturas elegibles que de presentarse en lista abierta, muy posiblemente no conseguirían el apoyo necesario por parte de los electores-militantes, y que se arropan al calor de una candidatura conjunta y cerrada. Esto tiene un efecto perverso y dealentador para el militante, que debe elegir tragando uno o varios sapos si desea o quiere dar su respaldo a una candidatura pero en la que se incluyen compañeros o compañeras a los que no considera los más idóneos. Muchas veces se termina optando por la candidatura menos mala y no por la mejor. Similar a lo que sucede en el ámbito de las elecciones a instituciones democráticas. Ello hace que la vida interna del partido se bloque, que la organización no sea atractiva a nuevas incorporaciones, con la consiguiente pérdida de ideas, o de posible talento que se queda a las puertas de las agrupaciones o que sale huyendo al ver la lucha de fuerzas interna alejada en muchas veces de una lucha de ideas o de programas. Se crea una especie de endemismo de partido y que se configuren " las familias " internas que se apoyan y arropan para poder obtener un respaldo en las votaciones en asambleas o comités. Asambleas o comités que luego eligen a las dirigencias internas y las candidaturas que presentamos a los ciudadanos. Es un caldo de cultivo optimo para que militantes que desan incorporarse a tareas de resposabilidad interna o externa, vean ineludiblemente la necesidad de incorporarse a una u otra corriente dentro de su propia agrupación o federación. Es dealentador y empobrece al partido como proyecto. Hace además que no siempre los mejores, los que pueden conectar mejor con las preferencias ciudadanas, los que más tienen que aportar, puedan pasar la criba previa del ámbito interno.
Las listas abiertas internas darían el control del partido de una manera más eficaz a sus miltantes y romperian las cadenas internas de aquellos que o bien tienen que votar una candidatura cerrada o de los que se ven obligados a incorporar en su propia candidatura compañeros o compañeras únicamente por el peso en votos que puedan tener en las respectivas asambleas o comités. Conseguirían animar a muchos compañeros y compañeras a dar el paso hacia ocupar puestos de responsabilidad internos y externos, se abrirían las puertas y ventanas del partido a la sociedad y a ciudadanos que desean participar en política pero que no desean pasar por el calvario de la lucha interna para ello. Lo dicho. Lo que es bueno para los ciudadanos por coherencia es bueno para los militantes, para el partido y para la sociedad en su conjunto. Para introducir elementos que hagan recuperar la confianza de los ciudadanos en la política y especialmente en nuestro partido. Abramos listas, abramos puertas.
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